Maria Pujol muestra una sensibilidad por el uso de materiales nobles y un dominio de la técnica del fotograbado que traduce en sutiles y bellos paisajes en blanco y negro con un tono sepia que evoca horizontes reales e imaginarios, pasados o tal vez futuros, y consigue crear un ambiente en que el espectador se transporta en ellos.
Tradición e innovación unidas en una obra.
 
            





 
             
             
             
             
             
             
             
             
             
             
             
            